Todos en algún momento nos hemos visto envueltos en una situación donde el “después lo hago” nos da esa ligera sensación de tranquilidad y paz momentánea, con la que nos engañamos por unas horas, tal vez días o semanas, pero que en algún momento se nos termina cuando la realidad nos viene a tocar la puerta. Y tal vez podemos salir airosos bajo circunstancias poco relevantes, en donde el dejarlo para después no nos trae consecuencias mayores, más que reconocer que esa situación nos es bastante incómoda. Sin embargo, hay momentos donde esta procastinación nos puede traer consecuencias más severas, como no estar listos para un importante examen, no cumplir con un trabajo, faltar a nuestras promesas, descuidar nuestra salud, entre otras cosas que hubieran sido posibles de ejecutar sino fuera por esa fuerza inexplicable que nos invito a la inherencia.
Claramente como seres humanos tenemos gustos y preferencias, y hay cosas que simplemente no son de nuestro agrado y nos generan gran incomodidad al intentar realizarlas, pese a ello por el carácter de urgencia e importancia nos vemos en la necesidad de hacerlas, y es por ello que te estos puntos de ayudaran a evitar la procastinación.
- Desmenuzar la tarea. Identifica pasos dentro de esa actividad que te cuesta hacer, realiza uno por uno, de esta forma no la percibirás como algo inmenso y tedioso, sino algo más digerible y que en algún momento tendrá un fin.
- Recompénsate. Luego de ejecutar un paso dentro la actividad, refuérzate ya sea mentalmente, con un halago, o con algo material, que sea proporcional con el paso completado, como comprarnos un postre que nos gusta. Sea cual fuera tu elección, es importante que nos reconfortemos a nosotros mismos, para mantenernos motivados.
- Redefine los motivos por los cuales hacer esa actividad.Dale una nueva óptica al motivo por el cual estás haciendo lo que estás haciendo. Si piensas “Debo hacer el trabajo para curso de la facultad, porque mi profesor está loco y le encanta vernos sufrir”, lógicamente iras con mucha resistencia a ejecutarlo, sin embargo enfocas la situación como un beneficio para ti y dices: “Bueno este trabajo en realidad me hará profundizar este tema, y tendré mayor dominio, luego de todo lo que investigare para hacerlo”, veras que te serás más fácil.
- No te impongas las actividades como una obligación. Si te impones la actividad como un “debería” inquebrantable, eso aumentará tu resistencia a hacerlo, ya que las obligaciones implican un rechazo, y más aun de una actividad que en si misma te desagrada. En lugar de pensar “Debo hacer esto” piensa “Haré esto”, esto generara mayor aceptación a la tarea.
- Aceptar la incomodidad. Ser honesto contigo mismo es una poderosa herramienta, y más aun si eres sincero a un nivel emocional. Es bueno reconocer que efectivamente eso que estamos por hacer no es de nuestro entero agrado o a lo mejor no nos es tan desagradable pero existen otras cosas más placenteras que nos gustaría hacer en estos momentos, y que esto no nos hace peores personas.
- Identificar la emoción encubierta. Las emociones impulsan la conducta humana, y detrás de la procastinación existen emociones responsables, y es importante detenernos y analizar honestamente que emociones estamos sintiendo, ya sea desagrado, tedio, frustración, tristeza, etc. Una vez identificada la emoción nos será más fácil entender el porqué estamos evitando tanto hacer esa actividad y tener más herramientas para solucionar el problema.
- Visualízate iniciando la tarea. El principal problema de la procastinación, es iniciar la actividad, es por eso que algo que te ayudará, es cerrar los ojos e imaginarte empezando esa actividad, si fuera por ejemplo estudiar, imagínate ingresando a tu habitación, tomando el libro e iniciando tu lectura.
- Evita el perfeccionismo. El perfeccionismo nos paraliza, ya que por evitar realizar las cosas equivocadamente, hacer el ridículo y/o fracasar, preferimos no empezar algo. Debemos entender que somos falibles y que no hay peor guerra que la no se lucha.
- Piensa en la recompensa emocional final. En lugar de concéntrate en cómo te sientes por no hacer esa actividad, proyéctate en cómo te sentirás al terminarla.
- No olvides descansar. Es importante detenernos en la actividad con cierta frecuencia, sino experimentaremos malestar emocional, que luego recordaremos antes de volver a retomar el trabajo y nos será más factible procastinar la actividad para evitar la posibilidad de pasarla mal.
Isabel Solís
Psicoterapeuta